Donde viven los monstruos.

Hoy os escribo para recomendaros una película basada en el cuento de Maurice Sendak Cuenta la historia de Max, un niño travieso y sensible que se siente incomprendido en casa y se escapa a un lugar donde viven los monstruos.  Max aterriza en una isla donde se encuentra con misteriosas criaturas extrañas cuyas emociones son tan salvajes e imprevisibles como sus acciones.

¿A quién no le gustaría trasportarse a la isla mágica de sus sueños?

Curiosa fábula la que se nos propone,  Max llega a una isla donde encuentra a un grupo de monstruos que tienen diferentes personalidades. Hay un monstruo que se siente solo, otro monstruo cariñoso y amable, otro malvado y que le gusta hacer de rabiar a los demás, todos ellos representaciones de los miedos y las conductas más naturales de todos lo seres humanos, y no sólo de los niños. De ahí que la película no sea para nada  una producción infantil ya que a pocos niños puede gustarle, incluso diría que les podría dar miedo.

Viaje a nuestro interior, a nuestros miedos, manías, gustos, fobias…

Las películas de este director son difíciles de entender y algo subrealistas, lo que las convierten en un producto  únicamente válido para personas de mente mínimamente abierta a experiencias nuevas o con gusto algo retorcido.

¿Y quien no  es difícil, raro, retorcido o fantasioso?... Que tire la primera piedra.

La película también hace ver como Max madura, se da cuenta de que no siempre puede ser el rey de todas las situaciones, ni si quiera cuando tiene corona, y que los actos conllevan ciertas responsabilidades y consecuencias.

¿Os suena?, como la vida misma.

Visualmente, la película es preciosa y contiene escenas realmente entrañables. Lástima que durante algún momento, las aventuras de Max se hagan demasiado densas y estés deseoso de que llegue algún acontecimiento emocionante.

Cada uno tiene su mundo interior, su mundo de fantasía, su mundo irreal,  al cual le gusta ir para evadirse de los problemas del mundo real.