Autobus a Bilbao.
La verdad es que cuando te montas en el autobus por la mañana, a las 7 por ejemplo, es una verdadera gozada, la gente va en silencio, tal vez fruto del sueño mañanero, no suenan horteras politonos en los móviles, la gente se comporta de manera correcta, civilizada, y lo mejor de todo, los hombres huelen bien, a limpios, y las mujeres, con sus perfumes recién puestos en el cuello hace que sea un verdadero placer compartir asiento.
Por la tarde, anocheciendo, ya de vuelta a casa, la cosa cambia, suenan móviles con himnos y canciones chabacanas, la gente habla por el móvil al más puro estilo txalaparta, es decir, para que se les oiga a dos valles de distancia, y de los olores, que voy a decir, todos los asientos ocupados, y el pasillo lleno de gente de pié, algunas veces, el autobús parece la ONU, lleno de colores y razas de todo el planeta, pero insisto, qué poco gusta a algunos ducharse y lavar la ropa.
Con la edad, me estaré volviendo un raro, pero me gusta más el viaje de la mañana, con gente que habla bajo, sin móviles, sin ruido, con gente educada que va al trabajo o a estudiar, con olor a colonia o perfume, con gente recién duchada…
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