Blogia
Gurpilen txokoa / el rincón de Gurpil

Las llamaban salidas nocturnas.

Las llamaban salidas nocturnas.

Con unos doce años ya íbamos los amigos solos al monte, por aquel entonces yo iba mucho al monte los fines de semana con mi aitita,  también estaba apuntado a los boy scoutt que me llevaban a montes diferentes en lugares que no conocía y acompañado de amigos.

Me acuerdo de una salida en particular, los monitores la llamaban salida nocturna, y como su nombre indica, se subía al monte de noche, para después dormir en su cima, contando historias de brujas y de seres terroríficos que purulaban en la noche.

Años después, con unos 18 propuse a mis amigos de Durango ir al monte por la noche, se rieron, me tomaron por un loco, pero accedieron a probarlo.

Durante varios veranos quedábamos a las 10.30 de la noche para tomar un café, y desde Goienkale, zona de bares de Durango,  subíamos por atxarte hasta el Pol-pol, para después ascender a la cima de Anboto o del monte que tocara esa noche bajo la luz de la luna, si la había, o inmersos en la más profunda oscuridad.

Durante las noches de  luna llena la luz que irradia nuestro satélite es tan fuerte, que no hace falta frontal o linterna alguna, es más, la sombra que proyecta es tan grande y clara que llega a molestar al andar.

Durante esos felices años de vacaciones de tres meses subimos de noche a todos los montes de la zona,  vivaqueábamos en la cima, nos echábamos muchas risas, y dormíamos como podíamos, ya que cuantos más eramos, menos hueco teníamos en las cimas.

Recuerdo una noche en la cima de Mugarra una estrella fugaz que vimos, era como una bola de fuego que pasó muy cerca nuestro, nunca supímos muy bien que fue aquello. 

Yo de vez en cuando sigo con esta tradición, y el día pasado, aprovechando la luna llena, di un bonito paseo por el monte, disfrutando del romanticismo de la luna, del misterio de las estrellas, del miedo de la solitaria noche con sus sombras cambiantes, y de la paz de la montaña sin gente.

De noche todo es muy diferente, ya sea en la soledad de la motaña o mar, o en el tumulto de la discoteca, en la cual todos los gatos son pardos.

Fotografías de: albertogurpil.

1 comentario

Trikinoix -

Una buena salida de noche, sobre todo sana, y si encima te tienes la compañia de la luna llena y una buena temperatura ni te cuento...